anteroom of death

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jueves, 20 de septiembre de 2012

Visita inesperada

Llevaba como un mes en la casa de los Leblanc, mi nuevo hogar. Al poco de llegar a mi nueva casa, Sybelle comenzó a confiar mucho en mí, tanto que me hizo su guardaespaldas y jefe de la guardia real del clan.

Aparte de mi cargo, lo que más me gustaba del lugar era la biblioteca y el bosque de los alrededores, aunque la habitación donde me alojaba no estaba nada mal.

Todos los días me pasaba por la enorme biblioteca en búsqueda de libros que pudieran ayudarme a buscar el paradero de Lilith, porque en el fondo de mi ser sabía que no estaba muerta. Sin embargo, mi búsqueda era inútil. No encontraba resultado alguno.

Desesperada me fui sin mediar palabra hacia el bosque. El bosque me relajaba y me ayudaba a pensar. No obstante, esa noche no podía relajarme, me sentía impotente por no encontrar ningún rastro de mi creadora. Decidida, me fui al pueblo más cercano para alimentarme.

No tardé nada en llegar al primer pueblo que había desde la isla de los Leblanc. Era una noche nebulosa, como las que a mi me gustaban y no había nadie en la calle prácticamente. Di varias vueltas por la plaza y las zonas más turísticas del lugar, sin encontrar ni un sólo alma que cazar. Desesperada me fui a buscar suerte por las zona de urbanizaciones más cercana de dónde me encontraba. Desde el tejado de una casa me puse a vigilar la zona.

Estuve esperando alrededor de un cuarto de hora hasta que, por fin, un taxi se detuvo frente a uno de los chalets de la zona. De él se bajo una figura de estatura media. No pude visualizar si era hombre o mujer desde mi situación debido a la niebla pero me abalancé hacia la figura y me alimenté de ella hasta que perdió el conocimiento. Enseguida la dejé dentro de su casa después de curarle las heridas producidas por mis colmillos afilados.

Una vez alimentada, me dirigí de nuevo a la isla. Cuando estaba dirigiéndome hacia la entrada de la casa por el Gran Camino, vi que Sybelle estaba con una chica que no me era familiar. En menos de un segundo me presenté ante las dos.

     - Hola Sybelle, ¿quién es la nueva? - pregunté.

     - Hola Amaranth. Se llama Arya y es un nuevo miembro del clan. Se incorpora hoy.
     
     - Encantada - Miré a la nueva de arriba a bajo y la di un beso en la muñeca. La verdad es que me resultaba muy atractiva pero parecía muy joven de edad - Yo soy la jefa de la guardia real de esta casa. ¿Eres un vampiro?.

     - ¡Hola! - dijo Arya, un poco tímida-. Si, soy un vampiro, ¿es que no lo parezco?

     - Perdona mi indiscreción pero en este clan entran seres de  todas clases, incluso licántropos - hice una muesca de asco pero intenté que no se viera.  

     - Iba a enseñarle la casa entera - dijo Sybelle- pero creo que te lo dejo a ti. Enséñale cada rincón de la zona y nuestras reglas. Seguro que se te dará bien - me miró con cara de pícara y se metió para dentro.


Una vez solas, volví a observarla detenidamente. Sinceramente, no parecía una vampira pero también es verdad que yo estaba un poco anticuada respecto a los "nuevos vampiros" o los vampiros jóvenes, como solía llamar a los de menos de 300 años.

     - Bueno ya que nos han dejado solas, ¿por dónde quieres que comencemos la visita? - me preguntó Arya.

     - Había pensado en enseñarte primero la biblioteca, la sala de juegos, la cocina, los bosques y la playa y por último los aposentos donde te alojarás durante tu estancia aquí. Creo que es una buena guía turística ¿no crees?

     - Me parece una gran idea. Espero que no haya interrumpido ningún plan que tuvieras. Si es así puedo llamar de nuevo a Sybelle y que me haga ella la visita.

     - No tranquila, de hecho acabo de regresar del bosque. ¡Comencemos pues! - la invité amablemente a pasar hacia el interior de la casa.



jueves, 24 de marzo de 2011

El clan

Vivo en un laberinto entre sombras 
en donde solo busco la paz, 
sólo busco la oscuridad 
que ha de esconder mis sentimientos 
y ha de acompañarme en mi soledad.

 Entré despacio, pues no tenía prisa alguna. Ante mí estaba un gran recibidor, todo de colores rojo y negro, buen gusto, me dije para mí. Los sofás eran de color negro mientras que las paredes eran rojo sangre. Había unas lámparas con una luz muy tenue, lo que hacía el lugar más encantador, por lo menos para un vampiro. Me senté en uno de esos sofás para ver si alguien venía a recibirme. Era bastante cómodo y cuando me había acostumbrado a su confort una mujer pasó  por delante.

- Bienvenida - me dijo aquella mujer - me llamó Marina Detare, siento que Sybelle no pueda darte la bienvenida pero está en una reunión importante con otro clan.

- Hola - dije mientras que me levantaba de la cama- encantada, yo soy Amaranth. Tenéis un hogar muy bonito, tenéis mucha suerte de tener algo así.

- Pues esto no es nada - dijo riéndose - sígueme y verás el resto. Se dirigió hacia un pasillo y paso seguido fui yo.

Dejamos atrás el recibidor y pasamos a un pasillo. Este tenía el suelo de mármol grisáceo-blanco y las paredes de madera brillante cubiertas de una fina capa de pan de oro. En el centro había unas escaleras que se bifurcaban, una hacia la izquierda y otra hacia la derecha.

- A la izquierda está la sala de juegos, algunas habitaciones de los pertenecientes al clan, el gimnasio, la sala de fiestas y la escuela. A la derecha también hay otras habitaciones y los baños turcos y sauna. Aquí estarás como en tu casa, ya lo verás. Ahora te mostraré tu cuarto, no te pierdas.

Subimos las escaleras y escogió el camino de la derecha pasamos un par de habitaciones y luego se paró delante de una puerta de cedro negra. 

- Aquí es - me dijo y abrió la puerta - Espero que sea de tu gusto, Sybelle lo ha preparado todo para que estés lo más cómoda posible. Si te falta algo ya sabes, tan sólo dinoslo. 

- Claro, sin problema - Entro en la habitación y veo la distribución del habitáculo. Había una cama de matrimonio del s. XIX, un par de lámparas y un armario grande. Junto al armario había un cuarto de baño que parecía bastante grande desde fuera. Me dirijo hacia Marina - Ahora, si no te importa me gustaría descansar un rato, estoy un poco cansada del viaje.

- Claro, sin problema. Luego te enseño la parte de abajo y la del bosque, verás que una vez que te lo enseñe todo no querrás irte - sonrió - Que descanses, hasta luego - desapareció en menos de un segundo y cerré la puerta para tumbarme en la cama.

No estaba cansada, sólo necesitaba pensar en lo que supondría un nuevo lugar y conocer a nuevos seres de mi especie. ¿Qué me depararía en los días siguientes en un lugar tan excepcional como este? ¿De verdad podría conseguir respuestas en este insólito  lugar? todo eso era lo que me preguntaba y mi cabeza no dejaba de pensar.

domingo, 30 de enero de 2011

La llegada

I walk alone 
Every step I take, I walk alone
My Winter storm
Holding me awake it's never gone 
When I walk alone

Hoy día:


Hoy han pasado 3500 años de mi transformación pero Lilith ya no está conmigo. Ella me explicó todo lo que tenía que saber para vivir en la nueva vida que me dio y hasta hace un siglo fui su fiel discípula hasta el día que tuvimos que luchar contra los licántropos. Estabamos en Nueva Orleans alimentandonos como cada noche. Todavía me sentía un poco mal cuando me tenía que alimentar, veía el terror de las víctimas cuando las mordía y ese terror se me transmitía a través de su sangre.
Cuando volvíamos a nuestra guarida, una cueva oscura y fría en mitad del bosque, nuestro olfato delató a varios licántropos que nos estaban siguiendo. Intentamos huir pero no hubo escapatoria. Eran demasiados. Nos defendimos como mejor pudimos, acabando con varios de ellos, pero aún así los licántropos nos superaban en número.
 
Recuerdo que Lil me dijo que huyera mientras que ella los despistaba. La dije que no, que nunca la abandonaría pues ¿donde iría sino estaba con ella? No conocía a nadie de nuestro mundo aparte de ella. Ella ha sido mi compañera y confidente durante estos últimos siglos no podía abandonarla. Pero antes de que pudiera decidirme a ayudarla, cinco licántropos se alzaron contra ella.
 
Mi instinto me dijo que corriera, que eran demasiados y no podría con ellos, asique huí lo más rápido que pude, dando esquinazo a tres de ellos que me seguian.
Poco después de la pelea, cuando todo ya estaba calmado, volví al lugar donde nos atacaron para recoger los restos que quedaran de Lil. Sin embargo, cuando llegué al lugar, que seguía oscuro como antes o incluso más, no había nada.
 
Si no fuera porque estoy muerta, mis ojos hubieran llorado de tristeza. Tristeza por haber perdido a alguien que se convirtió en un ser muy especial y a la que tenía mucho aprecio. Ahora tendría que seguir un camino en solitario y no sabía a donde ir, me sentía perdida en mi oscuridad.
 
Pasé varios años vagando en solitario, sin encontrar a nadie de mi especie. Una noche, vagando sola por el frío invernal, alguien se me apareció. Era una mujer, joven y bella, de pelo oscuro, de complexión delgada y también muy pálida. Era un vampiro, como yo, estaba segura.

- ¿Quién sois? - la pregunté.
 
- Me llamo Elena Sybelle Leblanc y vengo en tu busca para que te alies conmigo y te unas a mi clan de vampiros.
 
- ¿Yo? ¿Por qué? - dije sorprendida.
 
- He visto como luchas y me gusta para mi clan. Si me acompañas serás la jefa de la guardia real.

- ¿Por qué debería aceptar?

- Porque no tienes nada que perder.

-Te he observado durante los últimos años y he visto que andas sola y perdida. Siento en tí una tremenda penuria que te reconcome por dentro.Si vienes conmigo toda esa furia que tienes en tu interior puedes dejarla salir. Tenemos muchos enemigos con los que luchar y pocos con los que aliarnos.
 
- No le quito la razón pero aunque aceptase su oferta seguiría sola.

- Prueba y ya me lo contarás. Puedes irte cuando quieras, no pondré objección pero ahora que no tienes nada mejor que hacer,  salvo seguir alimentándote y vagar por el frío y la oscuridad perpetua, acepta mi oferta. Por favor - dijo en tono suplicante aquella desconocida.

- Me lo pensaré.

- Si aceptas, pasate por el gran castillo que hay en la isla más cercana de aqui y desapareció, dejándome sola de nuevo.
 
Durante una semana me estuve pensando si acercarme o no aquel misterioso lugar. Quizá si fuera conseguiría devolver la vida a Lil y buscar a quien lo hizo. Tendría la oportunidad de crear un ejército para luchar contra los licántropos que nos atacaron. Si, eso haría.
 
Ya decidida, una noche me dirigí hacia aquel castillo que mencionó aquella mujer, Sybelle, si no recordaba mal. Llegué a una isla, bastante grande por lo que pude observar, aunque no sabría decir cuánto de grande exactamente porque no se veía mucho. Me acerqué a la entrada, donde había dos guardias.

- Hola. Soy Amaranth, vengo por invitación de Sybelle.


Acto seguido y sin decir palabra, me abrieron las puertas.
Una vez dentro, oí que decían mientras cerraban la puerta: Bienvenida al Clan Leblanc, disfruta de tu estancia en él.
 
A partir de ese día formaría parte de una nueva familia, la familia Leblanc, donde podría encontrar todas las respuestas que estaba buscando.

sábado, 29 de enero de 2011

Anteroom of Death

I feel inmortal,  
I am not scared, no, i'm not scared,
I feel inmortal,
when I am there, when I am there



 Hace 3500 años:

Era una noche fría y oscura cuando yo volvía a casa después de un largo paseo invernal. Llevaba mucho tiempo pensando en dejar a mi familia pues querían un destino que no era compartido por mi: el casamiento. La edad que tenía, una edad que ya aunque quisiera no podría acordarme, era la perfecta para la unión con otra persona, en este caso, con un hombre mucho más mayor que yo que libraría de muchas cargas a mi familia. Esto es lo que me hizo estar durante el último mes dando paseos cada dos por tres cuando no estaba ayudando a mis padres. Y es que tenía una duda existencial: si me casaba, estaría ya destinada, de por vida, a la vida privada del hogar, al cuidado de los hijos y una serie de cosas a las que las mujeres estaban destinadas, por así decirlo y esto significaba que no podría vivir experiencias, viajar por el mundo, etc. Por otro lado, si no me casaba, sería para mi familia una desgraciada que traería deshonra y muchos problemas.
 Así pues, esa noche era una como cualquiera de las anteriores, siempre pensativa, y siempre en lo mismo. Sin embargo, esa noche pasó algo que nadie se podía esperar y que me abrió una nueva vida, aunque para otras personas fuera una condena.
 Iba caminando tranquilamente y pensativa hacia mi hogar por la avenida principal de la ciudad cuando noté que una sombra estaba detrás de mí. Instintivamente, comencé a andar más deprisa e intenté dar esquinazo a esa sombra desconocida  que parecía seguirme, metiéndome en una callejuela poco iluminada. 
 Si, lo sé fui una estúpida, estúpida por meterme en un sitio mucho más oscuro en donde no se veía ni donde se pisaba pero fue esa estupidez la que me hizo renacer de nuevo.
Seguí andando deprisa y alguna vez miraba hacia atrás para ver si alguien me seguía. Claro, al estar oscuro pues no vi que había una piedra y tropecé. Ese fue el momento que mi atacante aprovechó.
 Tirada en el suelo, me cogió y me dio la vuelta para que pudiera ver quien era. Sin embargo, la oscuridad solo hizo que viera sus ojos rojizos. Yo aunque estaba asustada, no grité porque algo en mi interior decía que esto me iba a cambiar la vida. Y mucha razón tenía pues cuando menos me lo esperaba esa persona desconocida empezó a acercarse. Lo noté porque su pelo empezaba a caer sobre mi piel y sus manos, frías como el hielo, comenzaron a separarme el pelo del cuello.
 En cuestión de segundos, sentí un dolor muy intenso que me hizo estremecer de terror. En ese momento, chillé todo lo que antes no pude. Notaba cómo un líquido empezaba a salir y recorría mi cuello. Era mi sangre. Aquella persona desconocida estaba alimentándose de mí, pero, ¿por qué? Poco a poco mi corazón latía más lentamente, mi vida se iba apagando, mis sueños se habían terminado cuando aún ni siquiera habían comenzado, hasta que finalmente se terminó todo. 
O eso pensé.
Pues al poco tiempo, no sabría decir cuanto, mis ojos se abrieron. El lugar donde estaba no me era conocido, pero me sentí viva de nuevo. Cuando me desperté, me incorporé del lecho en el que me habían colocado aunque con un poco de dificultad porque el dolor del cuello no había cesado. Tenía dos marcas profundas en un lado y sangre seca alrededor. Me dirigí a lavarme los restos de sangre y a buscar algo para taparme lo del cuello.
Cuando estaba revolviendo toda la habitación, una mujer apareció. Dicha mujer vestía un largo vestido rojo, tenía los ojos rojizos, el pelo oscuro y la tez muy blanca.
    - Buenas noches - me dijo la extraña - veo que ya has despertado. Temía por tí.
    
    - ¿Quién es usted? - la pregunté extrañada - y, ¿qué hago aquí?
    
   - Soy tu maestro, por decirlo de alguna manera. Estás aquí porque he decidido darte una oportunidad única. Te estaras preguntando por qué tengo los ojos así y la tez tan blanquecina, ¿verdad? La respuesta es sencilla, soy un vampiro. El primero y único que queda aún con vida. Me llaman Lilith, pero puedes llamarme Lil.
    
    - ¿Entonces, estos agujeros significan lo que creo que significa? - la preguntó alucinada.
    
    - Exactamente. Ahora formas parte de los no muertos, estás muerta pero a la vez viva. El único inconveniente es que no podrás alimentarte como antes y no podrás ver a tu familia, porque ellos creen que te asesinaron. Así comenzaras una nueva vida, tal y como deseabas.
    
    -¿Cóm..? - no pude terminar la frase de lo estupefacta que me quedé en ese momento. ¿Cómo sabía aquella mujer lo que yo deseba?
    
    - No te preocupes, ya te enseñaré todo lo que necesitas para sobrevivir en este mundo, nuevo para tí, ahora deberías descansar porque va a amanecer pronto y eso no es algo que nos guste especialmente.
    
     -¿Por qué? - pregunté.

La mujer rió - pues porque nos desintegraríamos ya que en parte estamos muertas. Ahora ve a descansar ya te diré el resto mañana. ¡Buenas noches! - me dijo aquella mujer antes de que se fuera.
Asique era un vampiro. Una nueva vida. Una nueva vida en la que no temería más a la muerte porque ya estaba muerta. Una vida en la que ya no tendría que pensar que hago o no hago por no deshonrar a nadie y por seguir la mecánica de mi género. Una vida nueva en la que me sentía inmortal.