anteroom of death

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domingo, 30 de enero de 2011

La llegada

I walk alone 
Every step I take, I walk alone
My Winter storm
Holding me awake it's never gone 
When I walk alone

Hoy día:


Hoy han pasado 3500 años de mi transformación pero Lilith ya no está conmigo. Ella me explicó todo lo que tenía que saber para vivir en la nueva vida que me dio y hasta hace un siglo fui su fiel discípula hasta el día que tuvimos que luchar contra los licántropos. Estabamos en Nueva Orleans alimentandonos como cada noche. Todavía me sentía un poco mal cuando me tenía que alimentar, veía el terror de las víctimas cuando las mordía y ese terror se me transmitía a través de su sangre.
Cuando volvíamos a nuestra guarida, una cueva oscura y fría en mitad del bosque, nuestro olfato delató a varios licántropos que nos estaban siguiendo. Intentamos huir pero no hubo escapatoria. Eran demasiados. Nos defendimos como mejor pudimos, acabando con varios de ellos, pero aún así los licántropos nos superaban en número.
 
Recuerdo que Lil me dijo que huyera mientras que ella los despistaba. La dije que no, que nunca la abandonaría pues ¿donde iría sino estaba con ella? No conocía a nadie de nuestro mundo aparte de ella. Ella ha sido mi compañera y confidente durante estos últimos siglos no podía abandonarla. Pero antes de que pudiera decidirme a ayudarla, cinco licántropos se alzaron contra ella.
 
Mi instinto me dijo que corriera, que eran demasiados y no podría con ellos, asique huí lo más rápido que pude, dando esquinazo a tres de ellos que me seguian.
Poco después de la pelea, cuando todo ya estaba calmado, volví al lugar donde nos atacaron para recoger los restos que quedaran de Lil. Sin embargo, cuando llegué al lugar, que seguía oscuro como antes o incluso más, no había nada.
 
Si no fuera porque estoy muerta, mis ojos hubieran llorado de tristeza. Tristeza por haber perdido a alguien que se convirtió en un ser muy especial y a la que tenía mucho aprecio. Ahora tendría que seguir un camino en solitario y no sabía a donde ir, me sentía perdida en mi oscuridad.
 
Pasé varios años vagando en solitario, sin encontrar a nadie de mi especie. Una noche, vagando sola por el frío invernal, alguien se me apareció. Era una mujer, joven y bella, de pelo oscuro, de complexión delgada y también muy pálida. Era un vampiro, como yo, estaba segura.

- ¿Quién sois? - la pregunté.
 
- Me llamo Elena Sybelle Leblanc y vengo en tu busca para que te alies conmigo y te unas a mi clan de vampiros.
 
- ¿Yo? ¿Por qué? - dije sorprendida.
 
- He visto como luchas y me gusta para mi clan. Si me acompañas serás la jefa de la guardia real.

- ¿Por qué debería aceptar?

- Porque no tienes nada que perder.

-Te he observado durante los últimos años y he visto que andas sola y perdida. Siento en tí una tremenda penuria que te reconcome por dentro.Si vienes conmigo toda esa furia que tienes en tu interior puedes dejarla salir. Tenemos muchos enemigos con los que luchar y pocos con los que aliarnos.
 
- No le quito la razón pero aunque aceptase su oferta seguiría sola.

- Prueba y ya me lo contarás. Puedes irte cuando quieras, no pondré objección pero ahora que no tienes nada mejor que hacer,  salvo seguir alimentándote y vagar por el frío y la oscuridad perpetua, acepta mi oferta. Por favor - dijo en tono suplicante aquella desconocida.

- Me lo pensaré.

- Si aceptas, pasate por el gran castillo que hay en la isla más cercana de aqui y desapareció, dejándome sola de nuevo.
 
Durante una semana me estuve pensando si acercarme o no aquel misterioso lugar. Quizá si fuera conseguiría devolver la vida a Lil y buscar a quien lo hizo. Tendría la oportunidad de crear un ejército para luchar contra los licántropos que nos atacaron. Si, eso haría.
 
Ya decidida, una noche me dirigí hacia aquel castillo que mencionó aquella mujer, Sybelle, si no recordaba mal. Llegué a una isla, bastante grande por lo que pude observar, aunque no sabría decir cuánto de grande exactamente porque no se veía mucho. Me acerqué a la entrada, donde había dos guardias.

- Hola. Soy Amaranth, vengo por invitación de Sybelle.


Acto seguido y sin decir palabra, me abrieron las puertas.
Una vez dentro, oí que decían mientras cerraban la puerta: Bienvenida al Clan Leblanc, disfruta de tu estancia en él.
 
A partir de ese día formaría parte de una nueva familia, la familia Leblanc, donde podría encontrar todas las respuestas que estaba buscando.

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